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Arte alegórico. Por: Minette Argüello


Libertad guiando al pueblo, Eugene Delacroix, óleo, 1830.


Alegoría es un término muy utilizado al hablarse de arte, literatura y filosofía, pero vale la pena ahondar un poco sobre este tema para comprender por qué es tan frecuente dentro de todas estas disciplinas del conocimiento.

La alegoría es un concepto filosófico, artístico y literario que consiste en la representación de un significado simbólico. Es decir, un tipo de figura retórica, una manera de usar el lenguaje fuera de su uso más figurativo para crear un estilo comunicativo más expresivo u original. Es una historia que tiene otro significado que existe por debajo de la historia que se está contando. Una historia dentro de una historia.

Etimológicamente la palabra alegoría es de origen latín alegoría, que se traduce en hablar de manera figurada. En la antigüedad era una figura didáctica usualmente por la simpleza de su uso.

En historia del arte es la representación artística de ideas abstractas por medio de figuras o atributos, donde la alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen, para que pueda ser mejor entendido por la generalidad, obedeciendo a una intención didáctica al dibujar lo abstracto, hacer “visible” lo que solo es conceptual.

El creador de alegorías suele esforzarse en explicarlas para que todos puedan comprenderlas, buscando representar una idea valiéndose de formas humanas, de animales, y/o de objetos cotidianos. Funciona por analogías apelando a la semejanza y la asociación representándose a menudo en grupos de figuras, figuras individuales o atributos.

En la alegoría se hace presente al factor emotivo al presentar un significado para cada espectador y que prevalece sobre la imagen al ilustrar lo que presenta, aunado a las dificultades de abarcamiento de comprensión sin utilizar las explicaciones racionales. Su materia prima está tomada del mundo que nos rodea y es percibida por nuestros sentidos, a partir de los personajes, lugares y acciones que representan ideas y conceptos más amplios.

La alegoría se distingue de una figura muy similar que es la metáfora. La metáfora tiene un uso más particularizado o individual al servir como una comparación que representa un significado más profundo, la alegoría en cambio se vale del uso de metáforas encadenadas que juntas evoca una idea compleja.

Las alegorías permiten establecer conexiones que quizá serian difíciles de abarcar de otra forma. En un solo relato simbólico, nuestra mente rápidamente logra trazar el paralelismo y justamente por el uso de estas figuras simbólicas el relato llega a ser más trascendente o incluso más transmisible.

A continuación, una selección de obras que ejemplifican el termino:


Las virtudes cardinales, Rafael Sanzio, fresco, 1511.


La primavera, Sandro Botticelli, temple, 1477-1478.


Caridad, Andrea del Sarto, óleo, S. XV.


Alegoría de la inclinación, Artemisia Gentileschi, óleo, 1615-1616.


Amor sacro y amor profano, Tiziano, óleo, 1515-1516.


Alegoría de la justicia y la paz, Giaquinto Corrado, óleo, 1753-1754.


Alegoría del vicio, Antonio Corregio, óleo, 1530.


Alegoría de la música, Dosso Dossi, óleo, 1516.


Alegoría de la victoria, Louis Le Nain, óleo, s/f.

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