Acabamos de celebrar una de las fiestas católicas de gran importancia en México. “La aparición de la virgen de Guadalupe”, tema que nos hace reflexionar sobre la importancia del arte mariano a lo largo del tiempo en función a un proceso de evangelización.
El Arte mariano es el arte cristiano cuyo tema artístico refiere al culto a la Virgen María. La iconografía mariana es la representación en iconos o imágenes de la Virgen a través de la pintura o la escultura, mientras que a la arquitectura corresponden las iglesias marianas y otros edificios religiosos como monasterios y conventos dedicados a las diferentes advocaciones de la Virgen. También son muy frecuentes las composiciones de poesía religiosa conocida como poesía mariana y música religiosa, es decir música mariana dedicadas a la Virgen; también hay numerosas representaciones de la Virgen María en el cine.
María, la madre de Jesús, recibió desde los primeros siglos una veneración especial, cuya conexión sincrética con las representaciones iconográficas de las diosas madre mediterráneas, se ha sugerido que contribuyó de forma importante a la difusión del cristianismo y su éxito durante la evangelización. Su imagen fue extendida en Oriente a través del arte bizantino, intensificándose especialmente en occidente a partir del siglo XII. El catolicismo intensificó la devoción mariana y las representaciones artísticas de la Virgen, que en todo caso debían adecuarse a los cánones dispuestos en el Concilio de Trento.
El cuerpo de enseñanzas que constituyen la mariología católica consiste en cuatro dogmas marianos básicos: virginidad perpetua, Madre de Dios, inmaculada concepción y asunción al cielo, derivados de las escrituras bíblicas, los escritos de los padres de la iglesia y las tradiciones de la iglesia. Otras influencias en el arte mariano han sido las fiestas de la iglesia, las apariciones marianas, los escritos de los santos y devociones populares como el rosario, el viacrucis o la consagración total y también iniciativas papales.
Durante los primeros años de la conquista de América, los nuevos fieles, lejos de abandonar sus anteriores cultos, sumaban los nuevos milagros marianos situados en cerros anteriores lugares de culto precolombino a la Pachamama, produciéndose un sincretismo entre las religiones. Las antiguas vírgenes no se impusieron por completo, se adaptaron valiéndose de manufactura local y rasgos indígenas. Surgirá un Arte mariano reflejo de la nueva etapa en el continente con nuevos significados e iconografías mestizas tras negociaciones y tensiones culturales. Las peregrinaciones buscando el favor de las vírgenes milagrosas afianzarán el poder de la Iglesia.
El arte mariano forma parte del tejido de la cultura mariana católica a través de su impacto emocional en la veneración de la Santísima Virgen. Imágenes como la de Nuestra Señora de Guadalupe y las numerosas representaciones artísticas de la misma como estatuas no son simplemente obras de arte, sino elementos centrales de la vida cotidiana del pueblo mexicano. Tanto Hidalgo como Zapata ondearon banderas guadalupanas y las representaciones de la Virgen de Guadalupe continúan siendo un elemento unificador clave en la nación mexicana. El estudio de María a través del campo de la mariología está inherentemente entrelazado con el arte mariano.
A continuación, una serie de obras para comprender mejor el arte mariano.
Mural de la virgen en las catacumbas de Priscila, siglo III.
Eleusa (virgen de la ternura), segunda mitad del siglo XV.
Mosaico de la basílica de San Marcos, 1210.
Virgen de la pantalla, del taller de Robert Campin, 1440.
Virgen de las cuevas, Francisco de Zurbarán, 1655.
Estatuilla austriaca en oro barroca, siglo XVII.
Virgen en éxtasis, Guido Reni, comienzos del siglo XVII.
Inmaculada concepción, Giovanni Battista Tiepolo, 1767-1769.
Gruta de la virgen de Lourdes.
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