Detalle de: El columpio, Jean Honoré Fragonard, óleo sobre tela, 1767.
El rococó fue un movimiento artístico europeo de origen francés, caracterizado por su estilo alegre y provocador, y el gusto por la decoración excesiva. Tal fue su impacto estético que se manifestó en disciplinas como la pintura, la arquitectura, las artes decorativas y la escultura.
El arte rococó se desarrolló a principios del siglo XVIII, durante el período de transición entre el barroco y el arte neoclásico. Aunque comparte con el barroco el interés por la minuciosa atención en los detalles, el Rococó se distingue por sustituir su solemnidad y dramatismo por el placer y el divertimento.
Su intención era deleitar a una sociedad acomodada y ociosa, para la cual la única ofensa era la de aburrir. Tal era el afán de divertimento que, el Rococó no respetaba ni a la Iglesia ni al Estado. El amor, la sensualidad y la cotidianidad resultaban temas más interesantes que la solemnidad que recaía sobre el contexto religioso. Un arte como expresión de una clase social que huía del aburrimiento por medio de una estética entusiasta y muy edulcorada.
La palabra rococó proviene del término “Rocaille” (especie de decoración de jardines basada en el uso de conchas marinas o guijarros, muy popular Italia y Francia durante el siglo XVII), por lo que la semejanza en los efectos logrados hizo que se aplicara el término rococó a este estilo.
Dentro de sus principales características podemos resaltar que fue un estilo que buscaba expresar gracia y alegría con atmosferas luminosas y entusiastas. Un arte atento al detalle y la decoración excesiva como expresión de una elite que se divierte, expresando el relajamiento de la etiqueta.
Aunque no se dejaron de tratar los temas religiosos, mitológicos o históricos, estos fueron despojados de su solemnidad, quedando atrás las escenas moralizantes, didácticas o que hacían ostentación de poder de cualquier índole. Todo tema pasaba por el filtro de la gracia, el placer y la cotidianidad. Sus temas favoritos fueron las aventuras sentimentales, las escenas pastoriles, los divertimentos de la elite ociosa y la vida doméstica.
El Rococó libero al arte de su papel propagandista, el arte ya no estaba al servicio de las causas eclesiásticas o absolutistas, y ello influía en la libertad temática y de estilo. El arte ya no tenía que ser el vehículo de una "verdad", ni necesitaba ser serio, bastaba con que fuera plácido. Para ello se opto por una paleta de colores pasteles y blancos para aludir a la gracia, la alegría y la sensualidad.
El declive del Rococó se inicia en torno a 1760, cuando personajes como Voltaire y Jacques-François Blondel extienden la crítica sobre la superficialidad y la degeneración del arte. En 1780 el Rococó deja de estar de moda en Francia y es reemplazado por el orden y la seriedad del estilo neoclásico impulsado por el pintor Jacques Louis David.
A continuación, una selección de obras de sus exponentes más representativos.
Gilles. Antoine Watteau, óleo sobre tela, 1721.
La canción de amor, Antoine Watteau, óleo sobre tela, 1717.
Desnudo en reposo, François Boucher, óleo sobre tela, 1751.
Diana después del baño, François Boucher, óleo sobre tela, 1742.
La gallina ciega, Jean Honoré Fragonard, óleo sobre tela, 1760.
Las señoritas Waldegrave, Joshua Reynolds, óleo sobre tela, 1780.
El triunfo de Venecia, Pompeo Batoni, óleo sobre tela, 1737.
Joven con loro, Giovanni Battista Tiepolo, óleo sobre tela, S/F.
El señor y la señora Andrews, Thomas Gainsborough, óleo sobre tela, 1748-49.
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