Imagen del fotógrafo Michael Vincent Manalo.
El movimiento surrealista se caracterizó por interpretar un mundo sin lógica, desafiando a las estructuras basadas en la realidad, realidad que sería desfigurada por el mundo de la imaginación y el mundo onírico, materializando todo un mundo imaginario que yacía reprimido en el subconsciente.
En el año de 1924 el escritor francés André Breton (reconocido como el principal exponente de este movimiento) definiría en su manifiesto a la estética surrealista como un automatismo psíquico por el cual se intenta expresar la verdadera función del pensamiento en ausencia de todo control ejercido por la razón y fuera de toda preocupación estética o moral.
En los inicios del surrealismo, parecía que el movimiento solo recaía en la literatura, permeando después en la pintura (disciplina en la que gano gran reconocimiento a través de fuertes exponentes como Magritte y Dalí), aunque en el caso de otras disciplinas como la fotografía hubo cierta resistencia en reconocerla dentro de este movimiento surrealista, debido a que a pesar de ser una de las invenciones más impactantes en la historia, se consideraba que su finalidad era solo ser una copia fiel de la realidad.
Fue gracias a la creatividad de los artistas que incursionaron en la fotografía, quienes lograron dar un giro al significado de la imagen a través de los experimentos que hacían en sus laboratorios de revelado, haciéndola encajar perfectamente en el movimiento surrealista, al descontextualizar la imagen fotográfica por medio de la alteración De la realidad capturada por el lente de la cámara y que hasta ese entonces era incuestionable.
La fotografía se volvería entonces la técnica privilegiada de la creación surrealista que da origen a una nueva imagen visual en función de un mundo imaginario que no se puede materializar simplemente con el disparador de una cámara, pero si transformarlo a partir de la magia realizada en el laboratorio de revelado para gestar obras verdaderamente alucinantes que rompen con la concepción de que la fotografía en sus inicios era una simple calca de la realidad.
Los fotógrafos de laboratorio realizaban trabajos sumamente minuciosos a través de imágenes planificadas con elementos selectos que ayudarían a que todo encaje perfectamente en la imagen, como se aprecia claramente en los primeros experimentos de fotomontaje a través de la superposición de negativos fotográficos, cambiando así el significado de la imagen ante el espectador y su manera de apreciar a la fotografía mostrando el universo de posibilidades que ofrece.
Las técnicas más usuales para la manipulación de las imágenes eran: el fotomontaje por medio de la superposición de negativos, la solarización y el quemado donde se sobreexpone el negativo a la luz, los rayogramas en en los cuáles se expone el papel fotográfico a la luz con objetos encima que bloquean el paso de está, quedando impresas sus siluetas, entre otras técnicas.
Actualmente se considera que la fotografía surrealista mas pura era la realizada durante las décadas de 1920 hasta 1960, debido a que conservan la pericia y el encanto de las técnicas empleadas en el laboratorio fotográfico, pues a partir de que la fotografía se volviera digital por medio de los nuevos dispositivos electrónicos y programas de edición para manipular las imágenes, se perdió la intención de la fotografía surrealista tradicional, debido a que ahora la fotografía esta totalmente apegada a la publicidad reeducando nuestros gustos.
Aunque en la fotografía contemporánea por medios digitales también hay muchas cosas positivas, pues hay fotógrafos que hacen buen uso de su creatividad para ofrecernos imágenes editadas en alguna de las múltiples alternativas de programas de edición, para ofrecernos interesantes imágenes que hacen conciencia social ante las problemáticas de esta actualidad como podemos apreciar en el siguiente recorrido de imágenes.
Fotografía de Man Ray.
Retrato de Joseph Cornell, fotografía de Lee Miller.
Fotografía de Eugene Atget.
La nebulosa, fotografía de Raoul Ubac, efecto logrado mediante el quemado con la luz durante el proceso de revelado.
Fotografías de Dora Mar.
Fotografía de Maurice Tabard.
Fotografía de André Kertesz.
Rayogramas de Man Ray.
Eric Johansson, digital art.
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