La pesadilla, Heinrich Fussli, óleo sobre lienzo, 1781.
Nos acercamos a la celebración de Halloween y ya que esta celebración evoca de una manera divertida al imaginario de cosas que llegan a ser aterradoras para nosotros, es interesante hacer una revisión sobre como el terror ha sido un elemento muy característico para explotarlo temáticamente en varias obras de arte, pues existen varias obras que rompen con el estereotipo de la belleza, creando obras grotescas, provocadoras y que muchas veces producen inquietud en el público.
La representación de la muerte, el dolor y el infierno ha sido un tema recurrente entre los artistas de todo el mundo. A lo largo de la historia, éste tipo de arte se ha fundamentado en el horror, originado en la pintura que se desarrolló en la Edad Media para inquietar a la población sobre los males que asechan al mundo. Movimientos como expresionismo, el estilo gótico y la pintura negra de Goya, han destacado por ser algunos de los exponentes de ese lado oscuro del arte. Época en la que la religión utilizaba las figuras del diablo y del infierno como un recurso para generar miedos en relación con conductas rechazadas por la moral de la época.
Existe un importante acervo de obra pictórica y escultórica que ilustra como en el caso de retratos, que se realizaban con la idea de generar horror en el espectador y a lo largo del tiempo, los artistas apropiaron estas maneras de representación artística y demostraron que lo grotesco, lo violento y lo antiestético también puede dar lugar a obras sublimes, bellas, y al mismo tiempo, sugestivas a los ojos del espectador.
El arte grotesco es una forma de distorsión de la realidad, en el que se permite que tanto los artistas como los espectadores jueguen y experimenten con tabúes, prejuicios e impedimentos sociales y para cambiar estas costumbres y convencionalismos, apelando a aspectos psicológicos.
La imaginación de los artistas se impuso llenando sus pinturas y dibujos de monstruos y criaturas misteriosas en escenarios extraños. Era incluso demasiado extravagante para ser aceptado por los contemporáneos de su época.
Lo grotesco en el arte se rechazó en el Renacimiento, pero en el arte moderno se acentuó por los horrores de la vida real que causó la Primera Guerra Mundial, especialmente durante el Dadaísmo y el Surrealismo.
Fueron los artistas quienes rompieron el estereotipo de que el arte debe ser estético y aludir a la belleza, dotando de un misticismo al arte de los siglos XV y XVI para que fueran la época en la que las criaturas malignas y seres amorfos tuvieran un mayor auge. Todas estas obras muestran lo grotesca que es la realidad a través de una forma exagerada, jugando y provocando interpretaciones psicológicas en sus espectadores.
A continuación, una sección de obras que ilustran la influencia del terror en su contenido.
El grito, Edvard Munch, óleo, temple y pastel sobre cartón. 1893.
Saturno devorando a su hijo, Rubens, óleo sobre lienzo, 1636.
El aquelarre, Francisco de Goya, óleo sobre lienzo, 1797-1798.
Retrato del papa Inocencio X, Francis Bacon, 1953, óleo sobre lienzo.
El rostro de la guerra, Salvador Dalí, óleo, 1940.
El fantasma Kohada Koeihi, ilustración de Katsushika Hokusai, 1831.
El fantasma de una pulga, William Blake, óleo, 1819-1820.
Dante y Virgilio en el infierno, Bouguereau, óleo, 1850.
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