El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura informó, a través de un comunicado, que las obras fueron revisadas por especialistas y se determinó que tenían excretas de aves que hicieron su nido en las instalaciones eléctricas de la SEP.
Los murales que Diego Rivera plasmó en el interior de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1922 tienen excremento de aves y no salpicaduras de pintura, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
"Han sido manchados por guano de aves que crearon un nido en las instalaciones eléctricas", indicó el INBAL en un comunicado publicado el domingo en su página de internet, y agregó que "no representa riesgo a la estabilidad de las obras del artista".
Esto luego de que se difundiera en medios que los murales Los tejedores, La Zandunga y La danza de los listones, ubicados en el muro norte, planta baja, de los Patios del Trabajo y de las Fiestas, tenían posibles salpicaduras de pintura debido a trabajos de mantenimiento en el inmueble.
Por esto, el INBAL revisó los murales junto con los especialistas del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), instancia responsable de la conservación y restauración del patrimonio del siglo XX.
"En la inspección realizada el sábado 26 de julio, luego de que se reportara por Milenio un posible daño con pintura a los murales (...), se observó que se hallan en buen estado de conservación, registrando salpicaduras que corresponden a excretas de aves que llegan a posarse sobre un ducto de cableado ubicado en la parte superior de los murales", detalló el INBAL en el documento.
Desde el lunes, la Secretaría de Cultura, a través del INBAL, y la Secretaría de Educación Pública (SEP) iniciaron la limpieza de los mismos.
El INBAL que el mural La fundición, ubicado en el muro sur de planta baja del Patio del Trabajo, no tiene salpicaduras de excremento de aves.
Los murales que se están limpiando
Diego Rivera comenzó a plasmar dichas obras en septiembre de 1922 en el interior de la Secretaría de Educación Pública, y en ellas usó la técnica del fresco, que consiste en pintar directamente sobre los muros preparados con cal y arena aún humedecidos, mientras los colores minerales son diluidos en agua de cal.
El fresco Los tejedores, de 4.71 x 4.67 metros, recrea el arte de hilar y tejer, a través de un telar de pedal. En la pintura se puede ver a tres hombres que tejen con destreza fibras multicolores para crear lienzos maravillosos.
La Zandunga mide 4.71 x 3.61 metros y muestra el colorido, la música y la algarabía de la fiesta tehuana, inmortaliza a la mujer zapoteca y simboliza la comunión entre los hombres, quienes comparten la alegría por los frutos del esfuerzo y el trabajo.
Mientras que La danza de los listones alcanza los 4.48 x 3.66 metros y en él Rivera fusiona elementos de dos danzas, de los listones y de los arcos, con los cuales el hombre recrea los efectos de la naturaleza en su anhelo de integración y reconocimiento como ser vivo.
"La obra alude a la unidad, respeto y compromiso que cada individuo asume en lo personal, social y natural", explica el INBAL.
En La fundición, de 4.37 x 3.14 metros, se observa el proceso de fundición del metal, mientras algunos obreros manipulan el crisol y otros esperan la salida del material incandescente.
"Esta composición simboliza la estática social fracturada por la Revolución, la cual constituye un elemento purificador, moral e intelectual de la nueva nación mexicana", detalla el instituto.
Estas obras en los muros del exconvento de la Encarnación, ubicado en la calle de Argentina número 28, son considerados patrimonio artístico nacional y son reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
El INBAL detalló que estas obras son supervisadas y reciben mantenimiento permanente del INBAL, a través del Cencropam.
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