Imagen realizada sobre nieve por el cartógrafo Simón Beck.
A través de los siglos la naturaleza ha sido el mayor referente de la belleza, despertando tal admiración en la humanidad al grado de generar una necesidad de representarla a través de diversas expresiones artísticas como en la música, la literatura, las artes escénicas, las artes plásticas y las artes visuales. Desafortunada mente tal admiración y respeto a la naturaleza han perecido con la urbanización y crecimiento de las poblaciones que han sobreexplotado los recursos naturales de una manera muy irresponsable.
El arte muchas veces interviene como mediador entre nuestras acciones y la conciencia humana. Un gran ejemplo de ello lo encontramos en una corriente artística contemporánea llamada “Land Art”. Corriente que crea una comunión entre la naturaleza como espacio de creación y la obra de arte.
El Land Art es un arte que altera el paisaje de la naturaleza sin perjudicarla, pues mismo paisaje servirá como soporte de creación en una obra de arte que se gestará a través de los mismos materiales que la naturaleza nos proporciona: Agua, tierra, arena, ramas, hojas, rocas, pasto, nieve, etcétera. El artista ya no solo contempla la naturaleza para reproducirla, si no que ahora interactúa con ella para volverla una obra de arte y que el espectador pueda entrar en contacto con ella adentrándose en su enorme formato o mejor aún, contemplándolo desde las alturas.
Convertir el entorno natural en una obra de arte implica un desafío por los cambios climáticos e imprevistos que surgen durante la ejecución de la obra. Una vez concluido el trabajo, la naturaleza seguirá transformando a la obra con el paso del tiempo, lo cual enriquece más los resultados de la obra que queda a merced de los fenómenos naturales.
La finalidad del Land Art es alterar la experiencia estética del ser humano con la naturaleza, enriqueciendo las sensaciones del espectador que entra en contacto con el entorno natural. Pretende conectar al arte con la vida concientizándonos sobre lo pequeños que somos ante la inmensidad del universo, revalorizando nuestra relación con el medio ambiente.
Este arte sale del encierro de los museos y galerías teniendo como anfitrión a la naturaleza que se convierte en un museo siempre abierto que alberga estas creaciones en medio del paisaje.
Las primeras obras de esta corriente aparecen a finales de la década de los 60’s, con la intervención de paisajes del oeste estadounidense y fue extendiéndose por el resto del mundo aprovechando la diversidad de climas y paisajes de diferentes países. Aunque este estilo de intervenir el paisaje no es nuevo, pues los amerindios (los primeros pobladores de América) dejaron grabados en la tierra sus petroglifos y geoglifos en los que encontramos símbolos que nos ilustran su cosmovisión, así como otras civilizaciones del mundo.
Artistas del Land Art mencionan que este arte aparece cuando descubrimos el planeta visto desde el cielo, por ello la necesidad de que fuesen imágenes tan grandes para que formasen parte de la topografía vista desde las alturas.
Otra cualidad muy interesante en este arte es que suele realizarse con materiales que solo nos permiten disfrutarlo por un instante antes de que la naturaleza lo borre, lo cual lo convierte en un arte muy efímero. El único recurso para que estas obras perduren es a través de los registros en fotografía y video que son mostrados en catálogos y exposiciones.
Actual mente esta corriente suele ser considerada como una hibridación entre escultura y arquitectura del paisaje, aunque es muy común encontrar ejemplos de Land Art en pequeño formato a través de la jardinería.
A continuación, algunos de sus expositores:
Robert Smithson, camino hecho de rocas sobre el agua.
Nils-Udo.
Jon Foreman
James Brunt.
Andrés Amador.
Stan Herd.
Desert Breath, instalación por el equipo interdisciplinario de mujeres artistas DAST.
Petroglifos amerindios.
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