100 mil poemas se distribuirán de manera gratuita en Buenos Aires y otros 56 puntos del país, e incluirá a escritores contemporáneos como Antonio Requeni y a otros clásicos como Alfonsina Storni.
"La lectura debe ser una de las formas de la felicidad", dijo alguna vez el escritor argentino Jorge Luis Borges, considerado uno de los más destacados de la literatura del Siglo XX.
Para conmemorar los 120 años del nacimiento del autor de Ficciones y El Aleph, 100 mil poemas de escritores argentinos clásicos y contemporáneos se distribuirán este viernes en las calles de Buenos Aires y 56 puntos del interior del país.
"La idea es motivar el hábito de la lectura, que es una cosa que no tiene contraindicaciones", señaló a Reuters Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y Vicepresidente de la Fundación El Libro, las instituciones impulsoras de la iniciativa.
La "suelta de poemas" será gratuita e incluirá postales de escritores contemporáneos como Antonio Requeni y consagrados como Borges y Alfonsina Storni, agregó.
Pero las celebraciones irán más allá. Diferentes organismos públicos e instituciones privadas planean homenajear al autor de Historia universal de la infamia durante una semana con espectáculos teatrales y musicales, proyección de películas basadas en sus cuentos, talleres, cursos y jornadas de debate.
El sábado se celebra el Día del Lector para conmemorar el nacimiento de Borges, quien murió a los 86 años en 1986 en Ginebra, pero cuya obra sigue teniendo una enorme vigencia.
Según el diario argentino La Nación, de los 17 libros de la Biblioteca Borges (nueve en "ebook"), se venden en promedio 60 mil ejemplares por año. El ranking está encabezado por el El Aleph, Ficciones y El Libro de Arena.
Borges recibió prestigiosos premios a lo largo de su carrera, pero no obtuvo el Nobel de Literatura, pese a ser nominado muchas veces y a su gran reconocimiento universal.
"Dos personas me han hecho la misma pregunta: ¿para qué sirve la poesía? Y yo les he dicho: 'bueno, ¿para qué sirve la muerte?, ¿para qué sirve el sabor del café?, ¿para qué sirve el universo?, ¿para qué sirvo yo?, ¿para qué servimos? Qué cosa más rara que se pregunte eso, ¿no?'", dijo alguna vez el autor.
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