San Sebastián atendido por Santa Irene, Cornelio de Beer, S. XVII.
Estamos en concluyendo el mes de la diversidad sexual y el arte siempre encuentra la manera de hacerse presente en de temas de interés social. En este caso me gustaría hacer mención de un santo mártir cuya historia ha funcionado como el motivo perfecto durante siglos para aludir al arte homoerótico.
Sebastián fue un santo originario de Narbona en el año 255 (territorio francés en ese entonces parte del imperio romano). Hijo de una familia militar noble, es llevado a Milán donde seria educado para cumplir con una disciplina militar, alcanzando el grado de capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y muy apreciado por el emperador, quien desconocía su calidad de cristiano, pues no era participe en rituales paganos de roma por considerarlos idolatría.
Practicaba su fe cristiana, promoviendo el apostolado entre sus compañeros y visitando y a otros cristianos encarcelados por causa de su religión, dándoles aliento. Termino siendo descubierto y denunciado ante el emperador Maximino (Co gobernante del imperio Diocleciano), quien le obligo a escoger entre su condición militar y su fe religiosa.
Sebastián eligió seguir siendo cristiano. Decepcionado el emperador lo amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido lo condeno a morir asaeteado, por lo que los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto. Sus amigos se acercaron y al verlo aún con vida lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, quien curo sus heridas y lo mantuvo escondido hasta que se recuperó.
Sus amigos le aconsejaron aislarse de Roma, pero este se niega y se presenta ante el emperador, quien queda desconcertado al haberlo dado por muerto. Sebastián le reprocha su conducta por perseguir a los cristianos, por lo que en consecuencia de ello, Maximino mando a que le azotaran hasta morir, por lo que los soldados acceden a cumplir la orden cerciorándose de que quedara sin vida y tirar su cuerpo en un lodazal.
Los cristianos recuperaron el cuerpo para enterrarlo en vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián, quien murió en el año de 288 a los 32 años de edad.
San Sebastián además de ser una figura de gran importancia para la iglesia católica, fue adoptado también por la comunidad LGBT+ por la censura que durante siglos la iglesia ha impuesto sobre las representaciones artísticas sobre él, al considerarlas eróticamente explicitas y desafiantes de los preceptos de la religión cristiana.
La combinación de su físico imponente, su desnudez parcial o completa, el simbolismo de las flechas penetrando su carne, la fragilidad de sus orificios de hombre y la mirada de su suave y necesario dolor han intrigado a los artistas durante siglos e inició el primer culto explícitamente gay en el siglo XIX, mismo que se puede rastrear en lo ilícito, por lo que en lugar de que su representación provocara escarnio, provocaba otro tipo de sensaciones no apropiadas para la iglesia católica.
A continuación, una selección de obras que ilustran diversas interpretaciones sobre el tema.
San Sebastián de Guido Reni, óleo sobre lienzo, 1615.
El martirio de San Sebastián de Guillaume Méunaget, óleo sobre lienzo, S. XVIII.
San Sebastián de el Greco, óleo sobre lienzo, 1577.
San Sebastián por el artista contemporáneo Roberto Ferri.
Detalle de San Sebastian de Antonio del Castillo, óleo sobre lienzo, 1649.
San Sebastian por Jusepe de Rivera, óleo sobre tela, 1651.
Exvoto. Martirio de San Sebastián, Ángel Zarraga, óleo sobre tela, 1911.
San Sebastián de Araldi, óleo sobre tela, S. XVI.
San Sebastián por Ludovico Carracci, óleo sobre tela, S. XVI.
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