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En busca de la mujer artista “Clara Peeters” Por: Minette Argüello


Bodegón con una dama en una mesa de objetos preciosos (posible autorretrato de la artista), 1610.


Muy poco se sabe de la biografía de Clara Peeters, pero se estima que nació entre los años de 1594 en Amberes, teniendo entre los pocos datos la partida de su bautismo en la iglesia de Santa Walpurgis (Amberes) el 15 de mayo de 1594. Apenas se conoce tampoco nada sobre su formación, aunque algunos expertos afirman que era hija del pintor Jan Peeters, con quien debió aprender el oficio de pintora desde muy pequeña, ya que su primera obra firmada Bodegón de galletas, data de 1607, cuando tenía trece o catorce años.

Aunque su actividad se centró principalmente en Amberes, algunos especialistas piensan que pudo vivir durante algún tiempo en las Provincias Holandesas, en concreto en Ámsterdam (1612) y La Haya (1617), por la influencia del pintor Osias Beert I en sus obras tempranas y porque en su etapa de madurez se aprecia también cierta influencia de la escuela neerlandesa de Haarlem. Están documentadas alrededor de unas 30 obras, siendo su etapa más productiva y de gran madurez creativa entre los años de 1611-1612, su última pintura fechada es de 1621, La Virgen y el Niño dentro de una corona de flores, aunque según algunos expertos habría habido una obra suya de 1657 que hoy se encuentra desaparecida. Después de 1621 se desconoce si siguió pintando, quizá al contraer matrimonio con Hendrick Joossen en 1639, su actividad como pintora pasó a un segundo plano.

Clara Peeters es una pintora no solo especializada en el género de naturalezas muertas, como bodegones (sobre todo escenas de desayuno y banquetes) y flores, sino que está considerada la precursora de este género artístico en los Países Bajos. Sus bodegones destacan por el detallismo y porque los objetos se disponen unos junto a otros, su capacidad técnica y preciosista se advierte en la particularidad de que Clara Peeters incluye su mini autorretrato o su nombre en los objetos que aparecen en sus composiciones, como por ejemplo en el reflejo de las copas de orfebrería, una singularidad que adoptarían posteriormente otros artistas.

El hecho de incluir su autorretrato en muchos de sus lienzos quizá sea una manera de dejar patente que se consideraba por encima de todo pintora, una forma de reivindicar el papel de la mujer en una profesión dominada por hombres, pues un pintor que se retrata así mismo es para ser recordado en la posteridad, atendiendo a la satisfacción de los clientes quienes cuando adquirían algún cuadro de un pintor famoso, les gustaba encontrar introducido su autorretrato en él a modo de firma.

En sus bodegones Clara Peeters mezcla frutos, flores o piezas de pesca y caza con objetos preciosos como copas de cristal, vajillas de cerámica o metal (por ejemplo, monedas de oro), como una manera de mostrar la riqueza y el lujo en las casas de la burguesía de los Países Bajos en el siglo XVII. Fue la primera artista que incluyó peces en sus composiciones, un hecho que para algunos autores está relacionado directamente con el simbolismo religioso, como en Bodegón con un pez y un gato, en el que el pez, asociado al símbolo de Cristo, está colocado en forma de cruz.

A pesar de que su nombre no es muy mencionado en la historia del arte, su obra fue de vital importancia dentro del género de bodegón, defendiendo el trabajo de las mujeres artistas dentro del mundo de la pintura.

A continuación, una selección de obra de la artista.


Mesa, 1611.


Detalle del cuchillo del cuadro mesa, en el que aparece la firma de la artista.


Mesa, 1611. En esta obra aparece un autorretrato de la artista en el reflejo de la jarra de metal.


Bodegón con un pez y un gato.


Bodegón con cangrejo, camarones y langosta.


Bodegón con copas de cristal, 1607.


Bodegón con aves, 1611.


Bodegón con alcachofa, cangrejos y cerezas, 1618.


Bodegón con ardilla y langostas.

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