Laurent Dachet. Sin título.
La necesidad de expresarnos a través de la manifestación de nuestro instinto creador nos acompaña desde nuestros primeros años de vida y se va fortaleciendo conforme vamos creciendo. Seguir este impulso creador nos lleva a crear cosas que tienen un simbolismo para nosotros mismos, independientemente de que llegue a ser del agrado de los demás o no. Alimentar nuestra capacidad creadora de forma libre sin la presión de igualar o seguir un modelo aprobado fomenta nuestra plasticidad cerebral, exterioriza nuestra personalidad y brinda la oportunidad de comunicación plástica a la población excluida socialmente por algún motivo de adaptación e integración.
A mediados del siglo XX se gesta un movimiento artístico que valoriza el trabajo creativo que todos poseemos. El “Art Brut” es un estilo de arte creado en 1945 por el artista Jean Dubuffet quien es su principal representante y lo nombro así ya que en el vocablo francés significa arte crudo al tratarse de arte en su expresión más elemental y también es conocido como arte marginal al ser realizado por personas marginadas como enfermos mentales, presos o ancianos, aunque también contempla el trabajo de personas autodidactas y entusiastas del arte que no recibieron una formación académica orientada a ello.
Jean Dubuffet fue un artista integrante de la vanguardia europea de la segunda posguerra, aunque tuvo una relación muy idílica con la pintura, su trabajo e ideas serían vitales para replantear la validez de los cánones estéticos de la posmodernidad. Su trabajo miraba hacia la pintura figurativa utilizando técnicas muy experimentales a partir del uso de materiales inusuales implementados como arena, alquitrán, cemento, hojas, alas de mariposa, trozos de madera, paja etc. para agregar al trabajo una inusual superficie textural (efecto matérico expresivo) que resalta sobre la obra, pues para él ,la materia era un elemento comunicativo por si misma, independientemente de la imagen o concepto representados.
Dubuffet afirmaba que todos tenemos un potencial creativo el cual es anulado por las normas sociales actuales, por lo que el Art Brut tiene la intención de ser un tipo de arte que desafía los límites de lo aprobado por la cultura oficial y que conserva una pureza creativa, al no imitar cualquier otra muestra de arte anterior como: formas, técnicas y materiales convencionales, para poner en duda los principios estéticos de la cultura occidental.
Después de la segunda guerra mundial se hace difusión de una colección de obras de este estilo que serían divulgadas por medio de exposiciones y de publicaciones para sacarlas del contexto de arte de “enfermos mentales”, fundando en 1948 la "Compagnie d´Art Brut". Con esto se reinventa las etapas del acto creador y el concepto de artista, al fomentar un trabajo más libre reflejado en obras cargadas de un carácter tosco, espontáneo, grotesco, cercano al inconsciente (espiritualidad), rechazando los planteamientos convencionales del arte como la coherencia, organización y homogeneidad, asumiendo a la belleza como pura secreción de la cultura, la cual era tan rígida que ahogaba la invención y estigmatizaba como carente de valor todo lo que no entrara dentro de sus excluyentes límites.
El Art Brut constituye un aspecto fundamental del primitivismo asumido a lo largo de todo el siglo XX, alterando el pensamiento intelectual y estético por medio del rechazo por la belleza normalizada para liberarse de la tradición y buscando valores y referencias nuevas.
En esta actualidad el mejor referente de un arte puro y sin ataduras de un estilo, son los niños, que simplemente obedecen a atender esta necesidad de crear.
A continuación algunos de sus representantes.
Jean Dubuffet, el lugar donde el hombre se sienta.
Adolf Wölfly, Santa Centtenaaia.
Adolf Wölfly, criptograma.
Augustin Lesage, pintura espiritista.
Martin Ramírez, tren y túnel.
August Natterer, cabezas de brujas.
Miquel Barceló, ilustraciones de la obra Fausto de Goethe.
Seraphine Louis, sin título.
Louis Soutter, fiancé.
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