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El goce estético de las sombras. Por: Minette Argüello.


Estructura en metal que proyecta una silueta femenina, obra del escultor griego Teodosio Sectio.


La inquietud sobre el fenómeno de la proyección de la sombra y particularidades ha sido un tema muy interesante desde tiempos muy remotos y que poco a poco ha ganado autonomía con respecto al estudio de las cualidades físicas de la luz. Así también sus connotaciones simbólicas se han modificado a lo largo del tiempo, siendo el arte el mejor referente para interpretar y representar este fenómeno tanto a nivel físico como simbólico.

Para comenzar es importante definir técnicamente al fenómeno de la sombra que básicamente se puede comprender como una imagen obscura que proyecta un cuerpo opaco sobre una superficie al obstaculizar los rayos de luz provenientes de una fuente lumínica. Cómo consecuencia podemos apreciar una silueta bidimensional que corresponde a la forma en concreto del objeto, silueta que se distorsiona según la posición del objeto, su cercanía con la fuente de luz y la permeabilidad con ella en el caso de los objetos translucidos.

Una de las principales ventajas del uso de la sombra en la antigüedad era para percatarse de la noción del tiempo conforme las sombras de los objetos se desplazan a lo largo del día. En cuanto a sus usos aplicados en virtud del arte podemos remontarnos a las edificaciones arquitectónicas de importantes civilizaciones como la maya y la egipcia cuyos monumentos proyectan sombras que se desplazan estratégicamente a un previo estudio con el movimiento del sol anunciando las estaciones del año y momentos místicos para ellos. Posteriormente encontramos ejemplos que datan del siglo IV a.C., asociados a escenografías teatrales y al sombreado de objetos puestos en relieve en la antigua Grecia.

Fue hasta el renacimiento donde hay más conciencia sobre las cualidades de la sombra, a través del estudio científico de la luz, donde la sombra resultaría un elemento esencial ligado a los grandes logros de la época: la perspectiva y el naturalismo al dar la sensación de volúmen. Simbólicamente para la cultura occidental, la luz tenía más trascendencia al estar vinculada con la divinidad, mientras que a la sombra se le atribuyen connotaciones ligadas al mal, el miedo, la muerte, por lo que podía ser muy arriesgado utilizar paletas de color obscuras para resaltar sombras en la atmosfera de la obra, tratándose sobre todo de pintura religiosa donde la luz debe cumplir con esta sensación de espiritualidad.

Es hasta el périodo del barroco dónde se pueden apreciar en todo su esplendor las cualidades estéticas de la sombra por medio de los pintores tenebristas donde la luz en contraste con sombras más intensificadas incrementa la sensación de profundidad y perspectiva.

Para los movimientos artísticos de la primera mitad del siglo XX, el uso de la sombra como recurso visual se ven desdibujados por las nuevas vanguardias como el abstraccionismo y el cubismo, pero para la segunda mitad del siglo sería revalorada por los surrealistas tanto en pintura como fotografía y cine. Variando sus recursos según las nuevas corrientes y medios de creación artística.

Actualmente son más comunes los trabajos de artistas interesados en explorar los recursos visuales de la sombra proyectada directamente sobre una superficie (el muro) como lienzo, auxiliándose de los objetos físicos cuyos contornos generan formas que se funden y crean nuevas imágenes sobre la pared (la silueta es el pilar de la obra). Las posibilidades simbólicas sobre la sombra cambian y se vuelven muy interesantes al manipularla para generar nuevos sentidos y discursos en la obra, contraponiéndose al estereotipo sórdido y macabro sobre la sombra que ya no es un complemento de los efectos de la luz, sino que ahora tiene su propia carga significativa y creativa ofreciéndonos nuevas experiencias estéticas.

A continuación, un recorrido de obras que ilustran el uso creativo de las sombras.


La escuela de Atenas, Rafael Sanzio, 1510-1511. En esta obra renacentista se aprecia la importancia de las sombras principalmente en los arcos para evocar la sensación de perspectiva.


Cristo en la columna, Caravaggio, 1607.


La invención del arte del dibujo, Joseph Benoit, 1791.


Sombras marcadas, Emile Friant, 1891.


Fotografía de la película retorno a la razón dirigida por Man Ray, 1923. En este caso aprovecharon las cualidades translúcidas de la cortina para proyectar sútiles sombras que generan una dialéctica con la piel.


Estructura de metal que proyecta esta silueta femenina, obra del escultor griego Teodosio Sectio.


La artista Kumi Yamashita utiliza objetos inanimados acomodados estratégicamente para proyectar sombras figurativas.


El animador Vincent Bal crea divertidas imágenes a través de la sombra de diversos objetos.


Tim Noble y Sue Webster utilizan basura y otros objetos para hacer proyecciones de sombras en homenaje al sector obrero.



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