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En busca de la mujer artista: Dorothea Tanning y su inquietante surrealismo. Por: Minette Argüello.


Voltaje, Dorothea Tanning, óleo sobre lienzo, 1942.


El surrealismo es un movimiento artístico de los que más asombro han generado dentro del arte moderno, pues sedujo a varios artistas a exteriorizar la complejidad del mundo onírico a través de sus obras. Hablando de artistas mujeres representativas de este movimiento, es muy común evocar los nombres de Remedios Varo, Leonora Carrington, Frida Kahlo, entre otras. En este caso quiero evocar al trabajo de una de las artistas más longevas que se han conocido y cuya obra fue interdisciplinaria y llena de una inquietante atmósfera de tenebrismo, misterio, sensualidad y a veces grotesca.

La artista surrealista estadounidense Dorothea Tanning nace en 1910 en Galesburg Illinois. Es algo limitado lo que se sabe de su etapa temprana de vida hasta a sus 20 años que se traslada a Chicago para iniciar estudios en pintura. Posteriormente se establecería a Nueva York donde en 1936 presenciaría la exposición en el MoMA “Fantastic Art”, muestra en la que se presentaban obras del surrealismo y el dadaísmo, movimientos que serían de gran importancia en su creación artística.

Trabaja como ilustradora de anuncios de moda después de un frustrado regreso de París en 1939, por los inconvenientes de la segunda guerra mundial, aunque más adelante se encontraría con un personaje de mucha presencia dentro del surrealismo y le seria un gran impulso para acomodarse dentro de los exponentes de este movimiento “El pintor alemán Max Ernst”, quien visita su estudio al buscar mujeres pintoras para la exposición llamada 31 mujeres. En esta visita se siente atraído por un autorretrato de la artista donde ella se representa con los senos expuestos y metamorfoseada con raíces que emanan de su cuerpo, acompañada de una quimera. Ernst quedo tan maravillado por esta pieza que el mismo la tituló Birthday, pues consideraba que la obra representaba su nacimiento como pintora surrealista, así que la hizo formar parte de la exposición que se realizó en 1943.

En el año de 1944 Dorothea inauguraría su primera exposición en la galería de Julien Levin, suceso que le daría reconocimiento dentro del mundo de los surrealistas con quienes comenzaría a formar favorables vínculos. Mas adelante en 1946 contrae matrimonio con el pintor Max Ernst y se establecen en Arizona, donde ella realizaría una basta producción de obra surrealista.

El año de 1956 marcaria el comienzo de un nuevo periodo creativo para la artista, pues se muda a París con su esposo y comienza a trabajar en su proyecto escultórico de esculturas blandas, piezas elaboradas a partir de telas compradas en tiendas de conveniencia y agregando rellenos para que sus piezas adquirieran volumen, generando formas orgánicas que evocan a la corporalidad humana. Estas obras generan una interesante comunión al ser utilizadas en sus proyectos de instalación y video, enriqueciendo la experiencia visual para el espectador.

Regresa a Estados unidos después de la muerte de su esposo en 1976, comenzando a dar prioridad a su obra literaria como sus poemas y demás textos, teniendo en ellos una fuga para lidiar con su luto. Falleció el 31 de enero del 2012 a la impresionante edad de 101 años.

El contenido de su obra es una invitación a adentrarse a mundos oníricos e imaginarios, sobre todo enigmáticos pues sus pinturas suelen contener bastantes elementos semióticos como las puertas abiertas que son una constante muy común en sus piezas, pues conducen a la imaginación, así también como los elementos vegetales o florales que son guías en la narración visual de la imagen y sus niños que protagonizan varias de sus obras tratando de mantener la idea de la inocencia en contraste de lo siniestra o tenebrista que pudiese parecer la escena.

En el aspecto técnico de su trabajo es notorio un dominio en cuanto al color y perspectiva aplicado a los recursos arquitectónicos en su obra, enriquecido de mucha creatividad sobre todo al ver sus diseños de vestuario y escenografía para ballet.

Una parte de su pintura fue señalada como impresionista y que a su vez puede confundirse dentro de la abstracción, pero siempre encontramos elementos figurativos escondidos en su obra ya sea un tanto desdibujados o difuminados con la intención de dotar a la obra de un carácter más dramático. A estas obras de carácter mas libre las llamo prismas y tenían que ser pintadas así o de lo contrario hubiesen perdido su impacto.

Sus esculturas blandas en contraste con su pintura tienen una connotación más grotesca, con algunos toques de sensualidad y desconcierto por la manera en que percibimos la figura humana.

Para entender su obra hay que entender que “Los enigmas animan al espectador a mirar más allá de lo obvio y lo vulgar”, según manifestaba la artista.

Su trabajo artístico tránsito por la ilustración, el diseño, la pintura, el grabado, la escultura con materiales no convencionales, la instalación, el video y la literatura en sus últimos años, legándonos un extenso acervo de obra que ha sido acomodada en importantes colecciones en el mundo.

Aquí una breve recopilación de su trabajo plástico.

Birthday, óleo sobre lienzo, 1942.

Eine Kleine Nachtmusik, óleo sobre tela, 1943

El juego de la flor, óleo, 1941.

Las tres gracias.

Maternidad, óleo sobre lienzo, 1946-47.

Insomnios, óleo sobre lienzo, 1947.

Un cuadro muy feliz, óleo sobre lienzo de su serie prisma, 1942.

Trabajo publicitario para la revista Marcy’s, 1942.

Abrazo, escultura blanda, 1969.

Chambre 202, hotel du Pavot, instalación con esculturas blandas, 1970 - 73

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