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En busca de la mujer artista: Tamara de Lempicka, pintura que seduce. Por: Minette Argüello


La durmiente, Tamara de Lempicka, óleo, 1932.


En el marco del día internacional de la mujer, es importante seguir resaltando el nombre de mujeres que trabajaron arduamente para hacerse notar en el mundo del arte, mujeres que no se resignaban al papel que les imponía la sociedad de su tiempo, si no que tenían la determinación para aspirar a llegar más lejos. Este fue en el caso de la pintora polaca Tamara de Lempicka, quien es considerada como la reina del Art Deco.

Es complicado aseverar detalles biográficos de la vida de Tamara Rosalía Gurwik-Górska, pues a ella misma le encantaba falsear variadas versiones de su vida, tanto así que se piensa fue nacida en Rusia en vez de Polonia. De lo que si se tiene certeza es de que educada en un entorno matriarcal por su abuela, su madre y su tía. Fue gracias a su acomodada posición económica que pudo viajar para tomar lecciones de arte y aprender otros idiomas, su mejor acercamiento con el arte fue en un viaje que hizo a Roma con su abuela, quedando admirada por la obra de los grandes maestros italianos.

Pasa su infancia en Rusia. En 1918 se casa con Tadeusz Lempicki de quien acuña el apellido con el que firma su obra y con quien tiene a su única hija Kizette. A la llegada de la revolución rusa, la vida de la familia llena de lujos da un giro inesperado tras el encarcelamiento del esposo quien fue liberado por la intercesión de Tamara, posteriormente se verían obligados a mudarse a Dinamarca y después a París para buscar refugio. Es en París donde Tamara continua con sus estudios de pintura, su estilo de vida muy sociable y fiestero, le lleno de contactos para encontrar lugares de exposición. A pesar de que ella se consideraba como artista autodidacta, había sido adiestrada previamente en su juventud durante sus estancias en academias parisinas por el artista Maurice Denis y su mentor André Llhote.

1925 fue un año muy importante para ella, pues expone en Milán con su propio nombre de mujer (desafortunadamente para que la obra de una mujer trascendiera, tenía que venir acompañada del apellido de su cónyuge para no ser ignorada). Acontecimiento muy relevante entre la comunidad artística pues muy pocas mujeres lograban exponer en ciudades con tanta fama artística. Ese mismo año expone en París, hecho que la ayuda a posicionarse en el mundo de la pintura.

Su éxito como artista la ayuda a tener una vida independiente, así que se divorcia de su marido. En 1939 Tamara de Lempicka contrae matrimonio con el barón Raoul Kuffner, con quien se muda a Estados unidos donde el Art Deco había cobrado mucha presencia y la obra de Tamara encajaría perfecto. Ahí comienza otra etapa importante en su vida que potenciaría su carrera, pues convive y pinta a las celebridades de Hollywood y reside en Beverly Hills. Posteriormente enviuda y se traslada a Houston para estar más cerca de su hija, aunque termina por establecerse en Cuernavaca, para pasar lo que le resta de vida de una manera tranquila, hasta su muerte en 1980. Fue tal su cariño por la tierra mexicana que encargo a su hija que sus cenizas fueran esparcidas en el volcán Popocatépetl.

Después de esta breve reseña de su vida, es necesario analizar su trabajo plástico para entender su reconocimiento en el mundo del arte, al grado de ser llamada la reina del Art Deco.

Tamara se consideraba como una mujer adelantada a su tiempo, pues su estilo de vida lleno de lujos, fiestas y libertinaje, se oponía a las expectativas de la alta cultura sobre el papel de la mujer en la sociedad, pues no era conveniente que una mujer gozara de libre albedrío y liberación femenina.

Independiente mente de los juicios sobre su estilo de vida, Tamara se caracterizo por ilustrar el deseo eufórico de la alta sociedad por vivir el momento en medio del derroche, el lujo y la extravagancia, dotando a su obra de un carácter de fuerza y sobre todo “sensualidad”. Ella decía que no le gustaba el arte de su época, pues no era ni elegante ni glamuroso.

Su obra es una excelente mezcla entre el estilo de la pintura clásica y las vanguardias como el cubismo y el futurismo, encajando perfectamente con el estilo del Art Deco que en un inicio fue considerado como un estilo poco relevante al dedicarse a la decoración y las artes menores, pero que cobraría relevancia entre los años veinte y treinta, pues su estética se posa en las líneas rectas y la búsqueda de la simetría, manifestándose desde la arquitectura, la moda y el cine para impulsar una sociedad de consumo a través de la publicidad.

Fueron muy comunes sus retratos de escritores, científicos, industriales y de la nobleza centro europea exiliada, resaltando notablemente sus trabajos sobre las celebridades de Hollywood, retratos en los que dignifica al personaje a la altura de los antiguos monarcas, aunque también abarco temas de pintura religiosa, bélica y bodegón. Algo muy característico en su obra es el tratamiento de las telas, las cuales visualmente dan un aspecto de la rigidez de los dobleces del cartón, y colores brillantes en su paleta resaltan sobre los fondos grises de la ciudad, haciendo un buen juego con la artificialidad del Art Deco.

Su obra era también una dignificación de la diversidad sexual, ilustrando mujeres andróginas, escenas lésbicas, orgias, composiciones que invitaban a la sexualidad, pues no tenía ningún inconveniente en manifestar abiertamente su bisexualidad y hablar de sus amantes.

Su estilo propio es inconfundible y se empezó a popularizar entre 1925. Recibió incluso comisiones para pintar portadas para la revista más famosa de Alemania: La die dame, revista que buscaba ilustrar a la mujer moderna. Su autorretrato con un Bugatti verde, trabajo realizado para portada de la revista es considerado un cántico a la emancipación femenina y al empoderamiento.

Tan seductor es su trabajo que este inspiraría a las grandes firmas de moda que aun la tienen presente.

“Autorretrato en un Bugatti verde” óleo, 1929.

Retrato de la duquesa de la Salle, óleo sobre tela, 1925.

Santa Teresa de Ávila, óleo, 1933.

Adán y Eva, óleo, 1932.

Grupo de desnudos, óleo, 1925.

La música, óleo, 1929.

Muchacha con guantes, óleo, 1930.

Mujer con paloma, óleo, 1931.

La bella Rafaela, óleo, 1929. Este cuadro es interesante pues la modelo fue una prostituta de Marsella que fue amante de la artista.


Kizette en rosa, óleo, 1927. Uno de varios retratos de su hija.


Tamara de Lempicka y la modelo Cecilia Meyers, Beverly Hills, 1940.


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