Madre e hijo, Vicente Romero Redondo, pastel sobre papel, 2011.
Este 10 de mayo celebramos en México el día de las madres, día de gran significancia debido a que en nuestra cultura hay un particular interés en mantener vivos los vínculos afectivos con nuestros familiares, en particular con nuestros padres. La función materna va más allá de brindarnos el sustento y los cuidados esenciales en nuestras primeras etapas de la vida, la madre es también una portadora de aprendizajes culturales, costumbres y creencias con los que damos significancia al mundo que nos rodea a través de una serie de valores que nos serán útiles para relacionarnos con los demás. Tales aprendizajes son de suma importancia en nuestro proceso de conformación como individuos en una sociedad.
Ya que el arte es una fuente de transmisión de la cultura, ha utilizado la imagen de la mujer como una presencia activa constante a lo largo de varios siglos de creación artística. Ya sea como musa o modelo, la redondez de las formas de la mujer ha evocado desde la prehistoria la idea de la fertilidad como capacidad de concebir vida y ser fuente de alimento al nuevo ser, es así que encontramos representaciones pictóricas y escultóricas muy rudimentarias donde se exageran las proporciones corporales para interpretar las cualidades que en ese entonces se valoraban en una mujer.
Con la consolidación de las primeras civilizaciones es muy notoria la veneración a la figura femenina por este poder de dar vida, formando parte de la cosmovisión de varias culturas para tener cada una su particular explicación de dónde venimos. Tan presente ha estado la connotación de la maternidad que la vemos reflejada en varios mitos, en su mayoría de la cultura griega para ensalzar el papel de la madre, ejemplo de ello lo vemos en el mito de la vía láctea, que da nombre a nuestra galaxia. También se cuenta con un gran acervo de representaciones sobre maternidad de varias civilizaciones como la babilónica, egipcia, los pueblos prehispánicos, etc. A la llegada del catolicismo la concepción de la maternidad vuelve a cobrar importancia estableciendo como modelo de virtud a la virgen María a través de todas las cualidades depositadas en ella y con su imagen transmitir el rol al que para la sociedad debía apegarse una mujer.
A lo largo de los siglos la imagen de la mujer en su maternidad siguió utilizándose como modelo arquetípico que inspiraría a los artistas para realizar una gran cantidad de obra realizada por hombres en su mayoría, pues recordemos que una mujer no tenia las mismas oportunidades de crecer en otro ámbito que saliera de las limitaciones que le imponía la sociedad, por lo que los artistas nos mostraban escenas idealizadas desde su perspectiva como hombres, donde la maternidad era sublimada e idolatrada como el momento mas importante en la vida de una mujer al cumplir con su misión biológica. Aun así, tenemos un excelente legado de importantes imágenes sobre el tema.
Afortunada mente a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la lucha por las mujeres por ganar derechos sociales y demostrar que su papel en la sociedad no se limita solo a criar hijos y atender a la familia, estimula el crecimiento del numero de mujeres artistas y otros campos como las ciencias, reivindicando la importancia del rol de la mujer. Ahora las obras sobre la maternidad tienen una connotación otorgada por las mismas mujeres que son quienes viven esa experiencia. En un principio encontramos imágenes sutiles que se ponen a la altura de las de los artistas hombres que abordaron el tema, pero avanzado el siglo XX y la llegada del feminismo se comienza a cuestionar la iconografía de la maternidad como símbolo de la identidad femenina.
Las nuevas manifestaciones artísticas exploran diversos aspectos relacionados con la maternidad, rompiendo el canon de la idealización del tema. Ahora podemos también contemplar a la maternidad desde su contexto mas crudo u obscuro que retrata otras vivencias y emociones no tan gratificantes que son contradictorias a la perspectiva que se nos imponía sobre la maternidad, generando en la sociedad un punto de reflexión para entender que las mujeres no están forzadas a ser madres si no lo desean, que no existe la madre perfecta y dar validez a las emociones negativas que una mujer puede experimentar al ser madre, que una mujer puede ser madre, proveedora y profesionista a la vez, que ser madre no te limita en tus funciones, etcétera. La importancia es la resignificancia sobre el tema en esta actualidad y la admirable labor de las mujeres que deciden ser madres y los sacrificios que ello implica para sacar adelante a sus hijos. Ahora el arte reconoce esa gran labor desde otros puntos de reflexión.
A continuación, un breve registro de estas interpretaciones a lo largo de la historia.
Venus de Willendorf (símbolo de la fertilidad) piedra caliza oolítica, periodo paleolítico.
Escena de parto de una mujer egipcia.
Figura mexica de una mujer dando a luz con un gesto de dolor y esfuerzo, colección Bliss, Oumbarton Oaks.
El nacimiento de la vía láctea, Pedro Pablo Rubens, óleo sobre lienzo, 1636.
Madonna de la casa Tempi, Rafael Sanzio, óleo sobre tela, 1508.
Madonna de la escalera, Corregio, fresco,1522-1523.
Santa Ana enseñando a leer a la virgen, Murillo, óleo sobre lienzo, 1655.
Virgen con el niño, Orazio Gentileschi, óleo sobre tela, 1609.
La felicidad de una madre, David Adolf Constant Artz, óleo sobre lienzo, 1869.
Pescadora con su hijo, Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 1908.
Joven madre mirando a su hijo, William Adolphe Bouguereau, óleo sobre lienzo, 1871.
Mary Cassat, madre amamantando a su hijo, pastel, 1907-1908.
Maternidad, Tamara de Lempicka, óleo sobre tela, 1928.
Maternidad, fotografía de Ana Casas Broda.
El nacimiento de mi hija, fotografía de Ana Álvarez Errecalde, 2005.
Paola Idrontino, “El deseo universal de procrear es un mito”, fotografía, vestuario y accesorios, 2017.
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