Susana y los viejos. El acoso sexual en el arte. Por Minette Argüello
- Mard´s Galería
- 23 nov 2021
- 3 Min. de lectura

Susana y los viejos, Guido Reni, 1620.
El acoso sexual es un tema del que se ha concientizado cada vez más por las severas consecuencias que limitan la vida de quienes lo han sufrido. En la historia del arte hay un texto bíblico que aborda el tema por medio de un personaje que es víctima de acoso, pero por intervención divina logra ser salvada de un destino al que las mujeres eran sometidas a consecuencia de una calumnia. Tal texto ha servido como un excelente motivo de representación del tema, materializándolo de diversas maneras para satisfacer un juicio crítico más allá de juicios estéticos.
Susana y los viejos es un texto independiente asociado al libro del profeta Daniel, retomado de la versión griega de la biblia conocida como biblia Septuaginta (biblia de los LXX), que se remonta al siglo III ac.
El texto narra que Susana era una bella mujer, esposa de un rico e influyente judío en el exilio Babilónico llamado Joaquín. Un día mientras Susana se disponía a darse un baño en los jardines de su marido, es sorprendida por dos ancianos que tenían el cargo de jueces. Inquietos por su belleza se habían puesto de acuerdo para interceptarla a solas justo en el momento de intimidad de su baño, presionándola para convencerla de entregarse sexualmente a ellos. Susana una mujer llena de virtudes y muy apegada a Dios, les enfrenta con la siguiente oración:
“Sé que, si hiciere esto, muerte es para mí; y que, si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Más bello, sin embargo, para mí, caer en vuestras manos, no habiendo hecho esto, que pecar ante el rostro del Señor”. Daniel 13, versos 22-23.
Al verse rechazados los dos ancianos abusan de su poder como jueces para acusar a Susana de adulterio, por lo que ante la importancia que les otorgaba su estatus, no podía negárseles la credibilidad, por lo que Susana es sometida a un juicio donde los dos ancianos testifican falsamente en su contra, sobre haberla visto reposando con algún joven en algún cierto paraje del vergel de su esposo.
Susana es condenada a morir apedreada pese a que sus ruegos ante Dios por un juicio justo no podían refutar tal calumnia. Mientras llevada por la congregación para ser lapidada, interviene el joven profeta Daniel que en ese entonces era un aprendiz del arte de la consejería, deteniendo el cortejo del pueblo al sitio de la lapidación y reprendiéndoles por estar actuando sin pleno conocimiento de la causa, por lo que inteligentemente solicita interrogar a los ancianos por separado.
Las declaraciones de los ancianos evidencian su falso testimonio al contradecirse en la respuesta de una simple pregunta: ¿Bajo qué árbol vieron recostada a Susana con su supuesto amante? Uno declara que, bajo un lentisco, mientras que el otro declara que fue bajo una encina. Ante la evidencia del falso testimonio de los jueces, la inocente dama es exonerada de todos los cargos en su contra, por lo que los dos viejecillos mueren ejecutados en lugar de Susana.
La historia de Susana deriva en una enseñanza moral sobre el respeto a la virtud pese a las tentaciones de la corrupción y perversidad de personas que hacen mal uso de su posición privilegiada para someter a otros, aunado a la intercesión de Dios por medio a un joven que utiliza su sabiduría para abogar por la vida de una inocente mujer. De esta manera se afianza la idea de que Dios auxilia a los justos que prefieren sufrir a manos de los malos antes que ofenderlo a él.
La historia fue un pretexto perfecto para explotar el tema del desnudo femenino bajo un contexto bíblico que permitiera cierta tolerancia ante las controversias que generaba un desnudo artístico.
El tema invita a una reflexión sobre la cosificación de la mujer, pues en la mayoría de las obras se representa a Susana seduciendo a los viejos más allá del chantaje por el que fue presionada.
Algunos artistas pudieron empatizar a través de sus obras con la mujer que sufre de acoso, aportando más interés en la severidad del tema que en la desnudez de la figura femenina como distracción estética. La obra en particular de artemisia Gentileschi tiene un simbolismo muy particular pues denota el horror de la tragedia por la que paso la artista al haber sido víctima de violación por un conocido de la familia.
El tema del acoso es tan impactante que hay artistas que aún siguen basándose en la historia de Susana para seguir nutriendo el tema acorde a su contemporaneidad.
A continuación, una selección de obras que ilustran el tema.

Susana y los viejos, Artemisia Gentileschi, 1610.

Susana y los viejos, Tintoretto, 1555.

Susana y los viejos, Paolo Veronés, 1580.

Susana y los viejos, Guercino, 1650.

Susana y el baño, Hayez, 1680.

Susana y los viejos, Rubens, 1610.

La casta Susana, J. B. Flaugier, 1800.

Susana y los viejos, Hendrick Goltzius.

La casta Susana, Maura y Montaner Francisco, 1885.

Susana y los viejos, Darío Ortiz, 2016.
Creo que la obra de Hayez es de mediados del S. XIX y no del XVII